Retazos de historia de vida; Eric Díazserrano

Eric Díazserrano es y ha sido mi nombre relacionado con la producción de comunicación haciendo cine, video, audio e impresos; prensa, radio, televisión, gestión publicitaria, arte comercial y documental; teatro, canto y danza. Como escritor obsequio mis libros y lecturas, en lectorias.net desde 1995. Nací en la Ciudad San José de Costa Rica; Avenida Segunda, Calle 7, donde mi papá tenía un negocio de venta de ropa que él mismo diseñaba y producía; aunado a su Sastrería y Tienda con el nombre "Rey de Modas Valen Díaz Cortés". El también hacía cine y cortos comerciales para los cines. Conoció a mi mamá en el Cine Palace; ella era propietaria, con sólo 18 años de edad, de dos puestos de venta de cacaos en dos cines. Nací cuando ella cumplió veinte años de edad, mi papá entonces era mayor de treinta años.





Mi papá fue un magnífico guitarrista, admirador de la música de Carlos Gardel y Agustín Lara. Junto con mi tío Rolando Serrano Piedra, quien también tocaba muy bien a la guitarra, asistí a mis primeros conciertos en familia y a mis primeras clases musicales con sólo estar ahí, con sólo verlos y escucharlos oir sus decires y diretes; ambos tenían buena voz pero no gustaban presentarse públicamente, solo alegraban los ambientes familiares. A mi casa llegaba Héctor Zúñiga Rovira, Mario Chacón y Roberto Gutiérrez El Talolinga. Una vez escuché de mi abuela una anécdota que decía que, cuando Los Talolingas ganaron el concurso de la canción nacional con su conocida pieza musical La Guaria Morada, mi papá fue quien les donó los trajes para su presentación en el Teatro Nacional y, posteriormente, logró para ellos el patrocinio de Cervecería Gambrinus para darlos a conocer, a ellos y a la canción desde luego, en todo el territorio nacional; en teatros, plazas y emisoras de radio; no había televisión. Mi mamá gustaba más de la danza y el baile en sus mocedades practicó ambos.

Poco antes de entrar a la escuela primaria, mi papá abrió otra tienda, esta vez situada en Calle 0, avenida 10, entre el Cuerpo de Bomberos y el Parquecito de La Dolorosa y, al año siguiente, trasladó todas las máquinas de coser junto con el personal, al que llamaría El Taller. Este local estuvo situado en Avenida 12, entre Calles 6 y 8. Esto significó para mí, caminar entre un lugar y otro de mi ciudad natal, de manera normal y por costumbre diaria. Además, con entrada gratuita, compartía mi educación primaria alternando con mi visita a los mejores cines de la ciudad de San José, que para ese entonces eran muchos, todos situados a corta distancia en el mismo down town actual: Cine Palace, Teatro Raventós (hoy Teatro Melico Salzar, propiedad del Estado) y Cine Rex; estos frente al Parque Central. Teatro y Cine Variedades en Calle 5, Avenidas 0 y 1. Teatro y Cine Moderno, Calle 2, Avenidas 4 y 6. Cine Capitolio, Calle 0, Avenidas 14 y 16. Cines Ideal frenta a Plaza González-Víquez, Cine California al Este y Cine Colón al Oeste, en ambos límites de la ciudad. Asistía a gusto y placer en exhibiciones (llamadas tandas) de 3, 7 y 9pm y 4, 6 y 8pm.





Los niños no eran permitidos en la última tanda de las nueve (9) de la noche pero conmigo siempre hubo excepción; todos los empleados de los cines me conocían, sabían quienes eran mis progenitores en esa ciudad-pueblito. Desde luego esta licencia no valía para aquellas películas que eran prohibidas para menores, pero no puedo negar que algunas veces, pocas, rompí el cerco, pues conocía en un par de esos cines, algunas puertas, accesos o entradas alternas que no eran para el público y, ya con más edad (entre los 10 y doce años de edad) sabía camuflarme entre la oscuridad.





Tras superar la muerte inesperada de mi papá y la regencia oportuna de mi abuelo materno Benedo Serrano Alfaro y su esposa, mi abuela Felix Piedra Cisneros, y desde luego mi mamá, vino la educación secundaria; la entrada al cole (colegio). Benedo y Felix eran empresarios constructores y la moda en sus tiempos eran las casas de madera, algunas de ellas aún existen y son visibles en los sitios lectorias.net/expofoto y en Antiguas casas de madera en Tibás. Así que mi nuevo hogar quedó asentado en el pequeño llano de Tibás, hoy barrio de la Ciudad de San José: este municipio limita por el sur con el down town y comparten la misma Calle Central (Calle 0) y entre ambos parques centrales, sobre esta misma calle, hay 3.14 kilómetros. En este lugar, Tibás, existe hoy el mayor nudo de carreteras del país.

Cuando por vez primera llegué a Tibás, era un pueblito situado al final de un camino carretero que subía por un pequeño cerro del distrito "Cinco Esquinas". El "cerrito" cedió ante los embates de progreso mediante un ligero túnel; el Deportivo Saprissa construyó su estadio en Tibás y en el llano tibaseño surgieron nuevas casas y edificios que eliminaron los viejos cafetales, a la vez que se abrió el canal seco, sea, la carretera que une a los puertos del atlántico y el pacífico pasando sobre el distrito de Cinco Esquinas. Fue por ese tiempo cuando llegó la televisión a Costa Rica; entonces los cines, esas salas de cine de mis tiempos de niño, una a una fueron cerrando sus puertas. En las emisoras de radio me complacían con Beatles, Rolling Stones, Cat Stevens o Dolly Parton y, para bailar, la inolvidable Celia Cruz.

De mi parte, mi estadía en la educación secundaria se caracterizó por cambiar anualmente el centro educativo. Me agradaba más ver los comportamientos humanos que tener algún grado de pertenencia. En el Liceo de San José, Liceo Mauro Fernández, Colegio Angeles, Colegio Seminario y Colegio Nocturno Omar Dengo, situado en el Edificio Metálico frente al Parque de España en la ciudad San José, hice fútbol, basquet y atletismo; participé en bandas musicales, escoltas de honor, y en todo grupo humano que me fuera posible para observar el comportamiento de profesores y alumnado; incluso llegué a tener un periódico colegial. Obviamente, todas mis actividades eran mi herramienta para acercarme a las chavalas.

Durante el gobierno del Presidente de la República José Figueres Ferrer trabajé como Oficial de Divulgación de la Caja del Seguro Social. Fue ese un tiempo muy ameno de mi juventud porque tuve acceso a mucha información en el campo de la salud y la vida sociopolítica de mi país y, no obstante, posteriormente preferí alejarme de esos entornos para enrumbarme a nuevos mundos, propiamente al desarrollo de mi labor como empresario independiente, actividad que aun ejerzo.







Si mi punto de partida había sido el seno de mi hogar, el radio de acción se fue extendiendo por mi familia, mi ciudad, mi pueblo, mi país y mi región en el continente. Entonces viajé por centroamérica y conocí y me establecí por un tiempo en la ciudad de Miami. Diariamente tomaba el bus que me llevaba desde Ocean Front en Miami Beach, pasando por Collins y Washington Avenue, sobre la Bahía de Biscayne y luego sobre Biscayne Boulevard para llegar al down town del Miami continental. Ahí, en Flagger Street, transbordaba otro bus hasta la universidad. Fue ahí, frente al mar en mi apartamento de Ocean Front cuando en mis tiempos nocturnos esbocé lo que luego sería el capítulo cuarto de mi libro Tipilambi y que, a su vez sería muchos años después, la base fundamental en la producción de mi programa de televisión "Costa Rica es así". Pero otras noches, gustaba ir a la Academia de Pepe Bronce en Hialeah ubicado en el condado de Miami-Dade. Ahí hice y practiqué danza y, como en trance, me vi envuelto en las bellezas de los cuerpos de baile; al punto que cuando regresé a Costa Rica establecí mi escuela de danza en San José, Avenida 10, Calle 14. Para organizar los dos Festivales que llevé a cabo en el Teatro Nacional, con el nombre de Evangelina Quesada de Núñez, tuve que fundar e inscribir una organización: la Asociación Folclórica Costarricense. Para eso me sirvieron también aquellos primeros esbozos que había escrito en Ocean Front. En ese Teatro Nacional tuve el honor de presentar a Héctor Zúñiga Rovira con su guitarra y dos de sus canciones, El Canto a la Línea y su más conocida composición: Amor de Temporada, todo dentro de un marco de danza, baile, rondallas, cantantes y marimbas con más de cien artistas en escena. Ahí mismo en el escenario, en esa misma noche ante el público asistente a mi producción del Primer Festival Folclórico Costarricense, el Sr. Zúñiga Rovira fue nombrado Director del Departamento de Folclor del Ministerio de Cultura, antes de la apertura formal de ese Ministerio; apertura que sucedió un par de meses después.





Ahí conocí a Sonia Quesada de Barahona quien había sido una de las tres niñas, únicas sobrevivientes, del Ballet Infantil Coralia de Romero que, en trágico accidente, el bus en que viajaban cayó en un abismo en Choluteca, República de Honduras. Fue a ella a quien entregué mi escuela de danza y, posteriormente, trasladamos esa escuela situada en Avenida 10 a mi estudio de producción de televisión que, después de realizar y concluir con mi programa de televisión en Televisora de Costa Rica Canal 7 "Costa Rica es así" había inaugurado en el lugar denominado La Colina de Curridabat con el nombre de Casa de la Colina, Producción de Televisión Intercultural.





La Casa de la Colina fue nuestro estudio de video, audio, teatro, música, danza y natación que en compañía de mi compañera de vida Hannia Hoffmann tuvimos desde el año 1981 y durante toda esa década. Desde ahí hicimos la producción de nuestro espacio televisivo "De compras" en Canal 7 a las 6pm (inmediatamente anterior a Telenoticias) y en Canal 4 (inmediatamente anterior a la novela de mayor audiencia). Su duración diaria (24/7) era de sólo tres minutos y su contenido era comercial e intercultural. Recuerdo que fuimos los primeros en dar a conocer en el país la caída del muro de Berlín. Ahí, en la Casa de la Colina, contratábamos actores y locutores; nuestros rostros nunca aparecieron a la teleaudiencia, pues hemos mantenido nuestra vida privada de manera muy propia.

Cerramos esta programación y con ella también cerramos La Casa de la Colina más que todo por aburrimiento y deseo de emprender nuevas actividades. Fue entonces cuando montamos una exposición fotográfica en el Centro Comercial Galerías del Este; entonces un nuevo centro comercial situado también en Curridabat sobre la principal avenida de la parte este de la Ciudad San José que comunica con la Ciudad Cartago. Rentamos un local con 17 vitrinas de toda la parte frontal del edicifio cuya caracterítica notoria era su ascensor de cristal. Detrás de las vitrinas quedaban nuestra oficinas y nos dedicamos a escribir y publicar nuestros propios libros, en nuestra propia editorial. Sabíamos desde el inicio que este nuevo negocio no era por mucho tiempo, pero sí sentaría las bases para el advenimiento de la internet, sobre la cual ya teníamos noticias sobre su advenimiento al país y, de mi parte, en las computadoras Commodore Amiga que usábamos como generador de efectos, empecé a adentrarme en el uso y manejo del hipertexto html pues, estas máquinas traían las instrucciones en su sistema.

Inmediatamente que llegó el servicio internet al país (año 1995), cerramos Galerías del Este y nos trasladamos a una vida más privada aún, lo que dio paso al establecimiento de lectorias.net nuestro sitio insignia al servicio de la docencia, el periodismo corporativo, la producción de comunicación y muestra Red Web, como escritores de crónicas y libros.
Con la llegada de la pandemia del coronavirus a inicios del año 2020 ya teníamos más de una década de trabajar en Línea, desde nuestra casa, por lo que el sistema de vivir en forma aislada ya era nuestra constante, como lo sigue siendo hasta el día de hoy.



Algunos otros detalles sobre estos retazos de vida en los siguientes enlaces:
Días de Díaz
La noche y el día del apagón
Plus








Sobrerrieles;  historia de familia en la construcción de la via del ferrocarril interocéanico de Costa Rica Mientras pasa la lluvia; en el entorno de Lydia Lacroix El Jardín del Silencio; prosa poética, el desarrollo del pensamiento, creatividad, facilita el estudio corporativo.

Tipilambi; circunstancias básicas del desenvolvimiento intelectual, infancia, adolescencia, tradiciones Evasiva Verdad, filosofía práctica de la producción; desde filósofos grecos a la actualidad La doctora Irma Morales: beneficios en favor de la mujer, niñez, ancianidad y asistencia médica para enfermos  alcohólicos

Imantación en la Docencia Corporativa de Lectorías y su Red de Dominios

El libro de su empresa y/o familia en físico (papel), en Dominio Web y en Red de Dominios lectorias.net
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